Cristóbal Barberán y Michael Ruiz completan por segundo año consecutivo el ICON Xtreme Triatlon
La palabra ‘límite’ parece no estar en el vocabulario de Michael Ruiz y Cristóbal Barberán. Por segundo año consecutivo, estos dos ubetenses han participado en la ICON Xtreme Triatlon, que se desarrolla en la ciudad alpina de Livigno (Italia), ciudad fronteriza con Suiza, considerado como el triatlón de distancia Ironman más duro del mundo. Participaron 103 atletas, pero solo finalizaron 42 de ellos y solo 22 pudieron llegar a la cima, puesto que muchos de ellos sufrieron hipotermias severas y bajadas de tensión.
Esta prueba consta de un recorrido duro y especial, por tres circunstancias. En primer lugar hay que nadar en un lago alpino a 1900 mts de altitud con un agua a 12 grados. Después, se recorren 200 km en bici, atravesando cinco puertos tres de primera categoría, uno de categoría especial y otro fuera de catalogación, el famoso ‘Stelvio’, con sus 48 curvas de herradura. Y para terminar, una maratón/trail de 42 km con 1700 mts de desnivel positivo, que acaba a 3000 metros de altitud.
Aparte de la altitud con el hándicap que supone para respirar, hay que añadir que el día de la carrera los dos ubetenses se levantaron a las tres de la mañana, con una temperatura ambiente 4 grados. Dos horas más tarde arrancaba la prueba y para añadir más dureza comenzó a caer aguanieve. Después, se introdujeron en un lago enfundados en neopreno y lloviendo, una hora y veinte después salieron del lago helado y se cambiaron para afrontar el sector en teoría más duro, los 200 km de bici, y no paró de llover. Por suerte, la temperatura subió a 8 grados.
Las cuestas se hacían interminables, las bajadas muy peligrosas pues al estar mojadas cada curva era un infierno, las zapatas de los frenos iban desgastándose sin parar (no están preparadas para tantas horas bajo lluvia incesante), el aire les hacía tambalear, el agua no les dejaba ver y el frío cada vez les congelaba más. Asimismo, comer y avituallarse era toda una odisea, y había que hacerlo muy estricto, el día es muy largo y si al cuerpo le faltaba gasolina, se acababa todo (completaron 11 horas y media en la bici).
Se enfundaron la ropa para correr y comenzaron la maratón, los paisajes eran increíbles, no paraba de llover, y fue bajando la temperatura, no pararon de correr ni un segundo, siguieron concentrados, con una mochila donde llevaban todo lo necesario (la meta se encontraba a 3000 mts de altitud). Después de 34 km, comenzaron la ascensión al pico donde se encontraba la meta, comenzó a nevar cada vez mas fuerte, a falta de tres km les señalaron que no es posible acceder a la meta, puesto que su seguridad estaba en juego y el equipo de rescate de alta montaña estuvo evacuando a los atletas que ya habían llegado a meta por el temporal de nieve que estaba cayendo. De esta forma, les desviaron hacia un lugar seguro y finalizaron con 46 km de trail su odisea tras de 19 horas de carrera y sin un minuto de tregua, con agua, viento y mucho frío.
Tanto Cristóbal como Michael han agradecido la ayuda recibida por parte de sus mujeres, Bego Calvo y Pepi Gómez, ya que sin ellas no hubiera sido posible, pues mientras ellos competían, ellas les iban avituallando y siguiendo en todo momento con el coche a lo largo de los alpes (con lluvia y nieve).
Esta ha sido una prueba especial para ellos, pero ya piensan en la siguiente, que tendrá lugar el próximo 22 de septiembre, con el Bearman Xtreme Triatlon, que tendrá lugar en los pirineos franceses.